domingo, 3 de junio de 2012


Sala de intervención española de 

1829

Cuando Fernando VII recuperó su trono, se negó a aceptar la Independencia de México. En San Juan de Ulúa un reducto de tropas españolas se mantuvo en el fuerte y fue hasta 1825 cuando la armada mexicana logró derrotarlos. En 1827 una conspiración encabezada por el fraile dieguino Joaquín Arenas fue descubierta, el congreso formuló una ley para expulsar a los residentes españoles. En 1829 la expedición de Isidro Barradas fue el último de los intentos de reconquista en México, los expedicionarios penetraron por Veracruz, logrando avanzar hasta Tampico y Altamira. El 11 de septiembre de 1829 las tropas españolas capitularon ante las fuerzas comandadas por Antonio López de Santa Anna, pero el gobierno español reconoció la Independencia de México hasta 1836.


La sala muestra también el imperialismo oficioso que llevaron a cabo los embajadores estadounidenses en México. Tras la negativa del gobierno mexicano de vender el territorio de Texas a los Estados Unidos, el ministro plenipotenciario Joel R. Poinsett promovió el divisionismo entre los políticos mexicanos. 

Éstos seguían dos vertientes el centralismo (logia escocesa) y el federalismo (logia de York), pero las actividades injerencistas del ministro fueron criticadas y lo conllevaron a su expulsión de México. Su sucesor Anthony Butler realizó nuevas ofertas para la compra de la provincia de Texas, ante las reiteradas negativas, la estrategia del nuevo ministro fue promover que los colonos estadounidenses que habitaban el territorio realizaran mítines y levantamientos armados en favor de la Independencia de Texas


Adicional mente, Butler promovió que los ciudadanos estadounidenses que radicaban en territorios mexicanos interpusieran demandas económicas por los daños sufridos a causa de los propios levantamientos. La guerra se desencadenó y la provincia se convirtió en la República de Texas, la cual fue "independiente" por un período de nueve años hasta que se anexó a los Estados Unidos. Pawhatan Ellis, sucesor de Bulter, presionó para el cobro de las indemnizaciones. La política de intervencionismo provocó la ruptura diplomática entre ambas naciones, solo un arbitraje internacional evitó la guerra. El monto reclamado era de dos millones de pesos, los cuales no lograron pagarse y la deuda fue una excusa para que ocho años más tarde el presidente James K. Polk justificara su declaración de guerra.


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